“Son muchos. Vienen a pie, vienen riendo. Bajaron por Melchor Ocampo, la Reforma, Juárez, Cinco de Mayo, muchachos y muchachas estudiantes que van del brazo en la manifestación con la misma alegría con que hace apenas unos días iban a la feria; jóvenes despreocupados que no saben que mañana, dentro de dos días, dentro de cuatro estarán allí hinchándose bajo la lluvia, despúes de una feria en donde el centro del tiro al blanco lo serán ellos, niños-blanco, niños que todo lo maravillan, niños para quienes todos los días son dia-de-fiesta, hasta que el dueño de la barraca del tiro al blanco les dijo que formaran así el uno junto al otro como la tira de pollitos plateados que avanza en los juegos, click, click, click, click y pasa a la altura de los ojos, ¡Apunten, fuego!, y se doblan para atrás rozando la cortina de satín rojo.
El dueño de la barraca les dio los fusiles a los cuicos, a los del ejército, y les ordenó que dispararan, que dieran en el blanco y allí estaban los monitos plateados con el azoro en los ojos, boquiabiertos ante el cañon de los fusiles. ¿Fuego! El relámpago verde de una luz de bengala. ¿Fuego!. Cayeron pero ya no se levantaban de golpe impulsados por un resorte para que los volvieran a tirar al turno siguiente; la mecánica de la feria era otra; los resortes no eran de alambre sino de sangre; una sangre lenta y espesa que se escarchaba, sangre joven pisoteada en este reventar de vidas por toda la Plaza de las Tres Culturas.
Aquí vienen los muchachos, vienen hacia mí, son muchos, ninguno lleva las manos en alto, ninguno trae los pantalones caídos entre los pies mientras los desnudan para cachearlos, no hay puñetazos sorpresivos ni macanazos, ni vejaciones, ni vómitos por las torturas, ni zapataos amontonados, respiran hondo, caminan seguros, pisando fuerte, obstinados; vienen cercando la Plaza de las Tres Culturas y se detienen junto al borde donde la Plaza cae a pico dos o tres metros para que se vean las ruinas prehíspánicas; reanudan la marcha, son muchos, vienen hacia mí con sus manos que levantan la pancarta, manos aniñadas porque la muerte aniña las manos; todos vienen en filas apretadas,felices, andan felices, pálidos sí y un poco borroneados pero felices; ya no hay muros de bayonetas que los rechacen violentamente, ya no hay violencia; los miro a través de una cortina de lluvia, o será de lágrimas, igual a la de Tlatelolco; no alcanzo a distinguir sus heridas, que bueno, ya no hay orificios, ni bayonetazos, ni balas expansivas; los veo nublados pero sí oigo sus voces, oigo sus pasos, pas, pas, pas, paaaas, paaaaaas, como en la manifestación del silencio, toda la vida oiré esos pasos que avanzan; muchachas de mini con sus jóvenes piernas quemadas por el sol, maestros sin corbata, muchachos con el suéter amarrado a la cintura, el cuello, vienen a pie, vienen riendo, son muchos, vienen con esa loca alegría que se siente al caminar jjntos en esta calle, nuestra calle, rumbo al Zócalo, nuestro Zócalo; aquí vienen; 5 de agosto, 13 de agosto, 27 de agosto, 13 de septiembre, el padre Jesús Pérez echó a vuelo las campanas de catedral para recibirlos, toda la Plaza de la Constitución está iluminada; constelada con millares de cempazúchitl, millares de veladoras; los muchachos están en el corazón de una naranja, son el estallido más alto del fuego de artificio, ¿no que México está triste? Yo lo veo alegre, que loca alegría; suben por Cinco de Mayo, Juárez, cuántos aplausos, la Reforma se les unen trescientas mil personas que nadie acarrea, melchor Ocampo, Las Lomas, se remontan a la sierra, los bosques, las montañas, Mé-xi-co, Li-ber-tad, Méxi-co, Li-ber-tad, Mé-xi-co, Li-ber-tad, Méxi-co, Li-ber-tad, Mé-xi-co, Li-ber-tad."
(Elena Poniatowska: La noche de Tlatelolco - Testimonio de historia oral- Ediciones Era - pag. 13-14)
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El Mayo mexicano
Después de medio siglo de revolución sin cambios, México vivía en los años 60 sumergido en la pobreza, el enriquecimiento de las élites y la apatía. La corrupción y el clientelismo político que lideraba el Partido Revolucionario Institucional (PRI) parecían comprar todas las voluntades, y marginar y expulsar a las que no colaboraban. (Leer más...)
Versiones encontradas a 40 años de la matanza de 1968 en TlatelolcoPor Rolando Lino Mina (VER VIDEO EN EL ENLACE)
jueves, 02 de octubre de 2008
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